Las instalaciones industriales, manufactureras y mecánicas suelen utilizar productos químicos que plantean riesgos para la salud de sus empleados a corto y largo plazo.

 

El uso de productos de limpieza tóxicos en escuelas, hospitales y otros entornos institucionales similares supone un riesgo inherente para las mismas personas a las que se pretende ayudar. Las investigaciones demuestran que la exposición de bajo nivel a la lejía de cloro produce efectos nocivos mensurables y que las exposiciones de bajo nivel a largo plazo pueden causar daños físicos acumulativos. La exposición no tiene por qué ser sustancial para crear efectos adversos para la salud. Elegir el producto menos tóxico para empezar es el primer paso hacia la prevención de posibles daños a corto plazo y de un riesgo casi seguro a largo plazo. La exposición a químicos tóxicos puede resultar en problemas de salud, como el asma, daños al hígado o a los riñones e incluso cáncer.